jueves, 1 de mayo de 2008

Amor eterno

Nunca olvidaré aquel atardecer de Mayo. Después de muchas intentonas, había conseguido un lugar donde disfrutar en silencio de la compañía de un buen libro. El sol comenzaba a esconderse tras un muro y la quietud de aquel banco de piedra solo era alterada por el trino de algún pajaro que revoloteaba entre las ramas. Ensimismado estaba yo en la lectura de los ensayos de Montaigne, cuando a mis espaldas sonaron las voces cercanas de una pareja que- por el tono empleado- discutían airadamente. A medida que se hicieron más inteligibles sus palabras, pude escuchar con claridad:

-Todo lo que te pasa siempre es culpa mía. Toda la vida juntos, y tengo la sensación de que nunca he logrado hacer nada que pudiera agradarte. Es desesperante.
-No te hagas la víctima, cariño, sabes lo mucho que detesto esas actitudes quejumbrosas que solo demuestran una gran falta de personalidad.Resulta aburrido.
-¿Falta de personalidad, dices? Tú, que siempre fuiste incapaz de comportarte como un marido solícito, ni una palabra de afecto, ni una simple muestra de apoyo, ni un gesto de ánimo. Nada.
-¿Y tú lo necesitas? Siempre presumiendo de persona independiente, autónoma, ignorando todo lo que discurra fuera del reducido y exclusivo grupo de tus aficiones, intereses y amigos.

… “…El matrimonio, -recordaba Montaigne- , tiene a su favor la utilidad, la justicia, el honor y la constancia: Un placer aburrido, pero uniforme”

-¡Basta ya! Me conozco de memoria todos los argumentos. Suerte que he tenido cinco hijos que me han proporcionado compañía, un soporte emocional mínimo para conseguir sobrevivir a tu lado
-¡Ja! Cinco hijos ¿Cuánto hace que no los ves? No creo que nuestros queridos hijos se acuerden mucho de nosotros…

… “…hay pocas mujeres cuya salud no mejore con la viudez, y la salud es una cualidad que no puede mentir”

-Pero yo les comprendo, tienen sus vidas muy ocupadas, es normal que se olviden un poco de sus padres, que no se acerquen a vernos con la asiduidad que probablemente ellos quisieran… Ya son mayores…Pero estoy segura que nos quieren con locura…
-Siempre los malcriaste: ”Sobre todo, que sean independientes, como yo”.¡Toma independencia! Sí, definitivamente, siempre los malcriaste…

… “una mujer no debería fijar sus ojos tan ávidamente en la parte delantera de su marido que no pueda soportar verlo volverse de espaldas, si él lo necesita…”


-Yo siempre tengo la culpa de todo, lo sé. Lo sé porque lo repites hasta la saciedad…
-¡es inútil intentar razonar contigo! ¡Siempre a la defensiva!


Y yo, crispadas la manos sobre el libro, muy violento por las intimidades que estaba escuchando a mis espaldas, ni siquiera me atrevía a levantar la vista. ¿No se darán cuenta,- me preguntaba sonrojado-, que estoy aquí, tan cerca, escuchando su estúpida discusión? Si se habían dado cuenta , estaba claro que no les importaba en absoluto y así, retomaron su disputa:

-Lo que no acabo de entender es por qué al final te empeñaste en venir aquí, ¡con lo cómoda que estaba sin tu compañía!
-¿Ves? Eso es lo que más me ha fastidia de ti desde que te conozco. Siempre me dio la sensación de que molesto cuando estoy a tu lado ¿Y encima quieres que sea amable?

En aquel momento una tercera persona, (era una voz severa de hombre), interrumpió violentamente aquella conversación surrealista:
-¿Os podéis callar, por favor?,¿O es que tenemos que aguantar, como si nos importaran algo, todos vuestros estúpidos reproches?¿es que no se puede descansar tranquilo en este lugar?

Mi curiosidad e impaciencia hicieron que girara bruscamente la cabeza para mirar. Pero no distinguí a nadie entre los nichos, las cruces y los cipreses. Aun hoy, no sé si lo que oí aquel día fue real o fruto de mi imaginación, pero desde entonces, -para disfrutar de mis lecturas -, cambié el cementerio por un parque que se encuentra en el centro de la ciudad: No es un mal sitio, bastante tranquilo, aunque un poco ruidoso, eso sí.


(homenaje a Dovstoievski)

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE BIEN ESCRIBES ! ME GUSTA =D
¿ ESTO TE OCURRIO DE VERDAD ?

SALUDOS, Ж Яا© Ж