lunes, 28 de abril de 2008

Locura de andar por casa

Si os dijese que soy bromidrosifóbico, catagelofóbico, calacrofóbico, medomalacufóbico y penterafóbico, pensaríais que soy un”miedica” incorregible. Sin embargo, si en lenguaje menos técnico, os contara que tengo miedo a desprender mal olor corporal, a ser ridiculizado, a convertirme en calvo, a perder una erección y a mi suegra, más de uno pensaría que en la cosa no es tan grave. ¿Donde se encuentra el límite entre la normalidad y la patología mental? En LNE de hoy, el Dr. Jambrina, Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital S.Agustín de Avilés, comenta que “somos más de temer los de casa que los enfermos mentales". Y esto me recuerda a aquél Director de Psiquiátrico al que le preguntaron cómo distinguía –después de tantos años- los profesionales sanitarios de los enfermos:”Muy fácil –contestó: los que mejoran son los pacientes…”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un mundo fascinante el de la normalidad y anormalidad. ¿Quien decide lo que es normal, al margen de ciertas patologías mentales? Todo áquella persona que transgrede ciertas "rutinas sociales" se cataloga como anormal, aquella persona poco convencional, natural, espontánea...se margina y se le mira extraño. "Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos" decía Maquiavelo. Todos tenemos una parte oculta, unos más profunda que otros, y sólo en ocasiones extremas dejamos de reprimir nuestra pasión y cruzamos la raya. ¿Por eso dejamos de ser normales?. Seamos menos prejuiciosos y más tolerantes. En cualquier momento puede atacar Mr.Hyde...

Anónimo dijo...

Un brillante comentario trufado de asuntos relevantes: locura, prejuicios, rutinas sociales, tolerancia...Y un toque de maquiavélica hipocresía: "Todos ven lo que aparentamos". Aunque, al final, por mucho que nos esforcemos en fingir, -recuerda Nietzsche-, la mueca que acompaña a la boca que miente, revela ,sin embargo, la verdad.
Es la gran ventaja de escribir.
Gracias por tu comentario, interesante y didáctico.
T.