jueves, 15 de mayo de 2008

Los correos también lloran

Paquiño del alma:
Obsesivo y maniático por naturaleza, ( empeorando con los años y el trabajo), no puedo evitar la tentación de hacerte llegar, vía convencional (cartero), los últimos mensajes que he tratado de cursarte y que mi ordenador, necio, se empeña una y otra vez en devolverme. Y como no quiero pasar por maleducado al parecer que eludo la respuesta a los que tu gentilmente me remites, te envío una exhaustiva recopilación de los mismos, eso sí, ordenados por fecha y hora , tal y como cabría esperar de una mente "cartesiana" como la mía.
Y es que los veo ahí tirados en el buzón de elementos enviados, tan inservibles, tan hundidos, tan silenciosos… Inútiles recuerdos del pasado, vacío pretérito imperfecto, irredentos párrafos nonatos, infecundos, estériles; palabras al viento sin lector, desechos del ciberespacio, escoria informática, habitantes del limbo de las letras desairadas…
Y aquí, tras la pantalla, contemplo entre líneas su aflicción, sus palabras desgarradas por la espera, las tristes miradas, los mudos sollozos, las tildes marchitas, las letras ajadas…Fantasmales espectros vagando entre microprocesadores, náufragos cautivos de un océano virtual que no acaba de hundirlos ni de arribarlos a ninguna playa…
Por eso, -compasivo-, los descargo de mi cabeza a la impresora , para que no sufran más, una segunda oportunidad, una medida de clemencia. Quizás así hallen la coartada de su existencia, sentirse útiles, vivos, la justificación a tantos “por qué”, la aceptación, -como los hombres-, de su destino fatal, su gran página en blanco, la papelera sin reciclaje, la habitación sin muebles, un simple recuerdo, el infinito, el vacío, la nada…
Tordon

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