lunes, 21 de julio de 2008

Tristán e Isolda

Este año asistí en el Campoamor a esa fantástica (y larga, más de 5 horas) ópera Wagneriana. Un detalle novedoso, (nunca lo había contemplado con anterioridad), fue la presencia de dos jóvenes y apuestos actores (chico y chica), representando la acción en el centro del escenario, a la vez que los cantantes , tras un atril, los secundaban en ambas esquinas del mismo, acompañando con sus voces el desarrollo de la historia.
Supongo que la finalidad de esta primicia escenográfica estará encaminada a conseguir una mayor credibilidad del drama amoroso que la mayor parte de estas obras líricas incorporan.
Y es que, seamos realistas, en algunas óperas se alcanza un plus de dramatismo cuando, la protagonista, dirigiéndose a su “partenaire” declama aquello de: “Desearía tanto que apoyases tu cabeza contra mi pecho…”, y claro, una lágrima furtiva resbala por la mejilla de la diva al revisar de reojo el inconmensurable perímetro abdominal de su amado pretendiente, comprendiendo, en ese instante. la imposibilidad de que sus deseos vean buen fin.
Pero quizás el momento álgido del drama acontece cuando el tenor, pura pasión, grita aquello de: “A mis brazos, gacela mía…”. Y en ese momento de duda, mientras la amada desconfía de la sinceridad de ese ardor y medita la respuesta, los espectadores podemos observar como el tenor abre exageradamente los brazos, adelanta su pie izquierdo mientras que retrasa el derecho, tanteando el terreno con ambos y asegurándose sin duda una mayor base de sustentación a la vista de los 200 kilos de soprano que, tras grácil carrerilla, se dirige hacia él. Y repite (canta), lo de “A mis brazos gacela mía, no lo dudes…”, pero claro, se nota que esta segunda vez lo dice con la boca más pequeña y que, ante lo inevitable, se abre más aun de brazos y piernas y, por supuesto, cierra los ojos, aunque esto último,- todos lo entendemos-, es por la adelantada emoción del carnal contacto.
Supongo que por ahí van los tiros de la innovadora escenografía que contemplamos este año.

2 comentarios:

Pele Ón dijo...

Osea que, por esta vez, ¿acaba bien?

Anónimo dijo...

A mi la ópera no me gusta.
Prefiero mil veces un concierto de las Miami Sound Machine !!!
de leer.
Salu2