miércoles, 29 de julio de 2009

Verano


En una pirueta circense, en una paradoja absurda, ahora que comienza a brillar el sol del estío, abandono el anonimato de las gafas oscuras y echo el cierre a este rocambolesco almacén de frivolidades virtuales.

Y es que ha llegado- inevitable, como la muerte- la hora de soñar a tiempo completo con el mundo real.

Me despido, pero no creas que te irás de rositas: No pienso marcharme hasta que me asegures – inequívoca y postrer caricia -que no me olvidarás.

jueves, 23 de julio de 2009

Secuelas del duelo

Sin saber por qué, un día cualquiera, alguien te dedica una canción (ver comentario de Mamá-rín del 2 de Julio).
En ese instante, como si de un milagro se tratara, se enciende una llama que te ilumina la mente con un lejano recuerdo.
Y si coincide que te encuentras casualmente con una resquebrajada guitarra en la habitación de tus hijos, y que revuelves el sótano hasta dar con aquella oxidada armónica que dabas por perdida,- (y obvias la mínima vergüenza necesaria para circular con dignidad por la vida)-, ocurren cosas como esta:


No me lo tengáis en cuenta: Ya sabéis que se me ha muerto el sauce y que tengo las defensas bajas…

lunes, 13 de julio de 2009

¡ Sniff !


…Pero algo no iba bien: El móvil de viento, otrora relajante con su campana Zen, tañía a muerto. El sauce, mas afligido que de costumbre, acumulaba a sus pies una mezcla espesa de lluvia y lágrimas verdes… (elsubmarinobajoelgrifo, julio 2008).

Los malos augurios se consumaron.

Y comprobando en la foto la mortaja de tan infaustos auspicios, decidme ahora, estimados blogueros, si no tengo motivos para ser aún más llorón que ese sauce que un día fue.

martes, 7 de julio de 2009

SEMI-CERRADO por CASI-VACACIONES

Y porque –además-, estoy triste, afligido, doliente, abatido, apático, cansado, ansioso, laxo, desmotivado, abúlico, indolente, perezoso, y de luto por un sauce llorón que se me secó.
Para más inri, solo puedo acceder al blog desde el trabajo.

Hoy me toca la cara “A” de la foto.
Espero girar pronto 180 grados (como en”B”), para así llorar a la inversa.

O para –como el sauce- secarme definitivamente.

jueves, 2 de julio de 2009

Inteligencia, divino tesoro (7) ( ¡y última, lo juro!)

¿Por qué -tras leer el título de mi entrada de hoy-, solo piensas en correr, oh temerosa criatura bloguera? ¿No sabes que correr es de cobardes? ¿No te das cuenta que ante el inminente peligro, la fortaleza es lo que cuenta? ¿No eres consciente de que ésta es la última entrada sobre la inteligencia? ¿No sabes que los peligros visibles son más crueles que los espeluznantes horrores que imaginas en mi postrera disertación sobre el tema?

No, no te apresures a responder hasta que no te acabe de preguntar.

¿No sabes que los chinos aseguran que a cada paso que da, el zorro se acerca más a la peletería? ¿Y que Wilde manifiesta que “todo es peligroso, pero que de no ser así, no valdría la pena vivir”? ¿Y que si has aguantado la friolera de ¡6! entradas previas sobre el tema, no te vas a desmayar por leer una más? (Eso espero).
Así pues, respira hondo, concéntrate y relájate con la abnegación del que sabe que nada tiene que perder. (Ni nada mejor que hacer):

INTELIGENCIA MUSICAL
Es la que permite expresarse mediante formas musicales. Está muy relacionada con cantar bien, tocar un instrumento, dirigir una orquesta y componer melodías.
A mí, por lo pronto, se me dan bastante bien los gorgoritos en la ducha, especialmente cuando interpreto “la dona e movile” y las canciones de Maná.
Algo es algo.
Y, hombre, tocar, lo que se dice tocar…
Tiene esta modalidad una estrecha conexión con la inteligencia lógico-aritmética, ya que la música se sustenta en relaciones basadas en números, pudiendo establecerse un cierto parentesco con las cuestiones matemáticas.
La música sirve para expresar emociones, -alegría, tristeza o melancolía- y también para acordarse de los muertos de los vecinos cuando uno trata de dormir apaciblemente la siesta durante un fin de semana.
El mundo sería de otra forma sin la música, y así, por ejemplo, en su ausencia, difícilmente podríamos ligar en una discoteca, ya que sin ese infernal y reiterativo ruido de fondo con el que suelen deleitarnos algunos DJ, nos veríamos abocados a escuchar lo que dice alguna rubia explosiva (-tan guapa cuando está callada-), con el consiguiente bajón de la libido.
Posee, además, una útil virtud nemotécnica, (la inteligencia musical, no la rubia explosiva), una virtud que todos usamos para saber en qué día cae S. Fermín (…“1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo….”)
Para potenciar este tipo de talento se recomiendan ejercicios que permitan la percepción de la música desde un punto de vista físico. Esto puede lograrse mediante el análisis de la vibración que emiten los distintos sonidos. Los expertos aconsejan colocar la mano sobre la boca y deletrear en voz bien alta las consabidas vocales:
aaaaaa…eeeeee…iiiiiii…oooooo…uuuuuuu…
Sentirás así los distintos matices de la vibración: más opaca, más nítida, más contundente, etc.
Resulta imprescindible que antes de realizar este ejercicio avises a los de casa para decirles que te encuentras bien y que no tienen motivos por los que preocuparse.
También se puede realizar este ejercicio bajo el agua y así percibir con mayor claridad las distintas tonalidades vibratorias. Para ejercitarse en esta disciplina conviene escoger un sitio que no cubra, como puede ser la propia bañera o la zona infantil de cualquier piscina municipal. Pero no se te ocurra meterte en el agua con los auriculares puestos: Para percibir -en condiciones sumergidas- las cualidades vibrátiles de los “Cuarenta Principales” no es necesario hacer un ridículo espantoso ni oxidar el mp3 …
Otra recomendación encaminada a despertar este tipo de inteligencia es sentir el ritmo, y para ello nada mejor que golpear con una cucharilla diferentes objetos. Esto, -que parece una tontería, y de hecho, lo es- permite apreciar distintas gradaciones sonoras según el material con el que estén construidos. Ni que decir tiene que este ejercicio es recomendable ejecutarlo en la intimidad: Hacerlo en bodas u otros acontecimientos sociales está mal visto y puede crearte una extraña fama entre los que te rodean. Y -¡ojo!- si en ese evento estuviera la suegra, además de fulminarte con la mirada, ten a buen seguro que te lo recordará mientras viva.
Y por último, estimados blogueros, os ilustraré con otra opción propuesta para mejorar esta habilidad, que no es otra que hacer un repaso a lo que te ha ocurrido durante el día y cantarlo a última hora antes de acostarte. Puedes ponerle la música y el ritmo que más te guste, pero cerciórate de que lo haces con la ventana cerrada, y de que no son las tres de la madrugada, ya que a esas horas un exceso de pasión cantarina podría ser malinterpretada por los vecinos…

Bueno, pacientes blogueros, no os doy más la turra: Al final no tengo muy claro si las reflexiones que he ido desgranando a lo largo de estas soporíferas entradas me han permitido adivinar si soy inteligente o no, aunque en esto de la inteligencia, como en otras muchas cosas, todos estamos convencidos de poseer el mínimo imprescindible para ir tirando.

Pero me anima aquello que decía Balmes: “Solo la inteligencia se examina a sí misma”

¡Dios le oiga!

PD:Os regalo esta camiseta:Es lo menos que puedo hacer por vosotros para que presumais este verano en la playa.