martes, 28 de septiembre de 2010

Güelga Jeneral

Me suena que era Kant el que decía que la inteligencia de un hombre se mide por el número de incertidumbres que es capaz de soportar.
Y yo debo ser un poco tontorrón porque desde hace unos días, por el tema de la huelga, no logro conciliar el sueño. Me siento como el pobre Terencio cuando, sudando sangre, proclamaba a los cuatro vientos:” Mala cosa es tener un lobo cogido por las orejas, pues no sabes cómo soltarlo ni cómo continuar aguantándolo".
Porque si de lo que se trata -con esta huelga general- es de protestar contra la política económica del Gobierno (y demás zapateradas), estoy totalmente de acuerdo con ella.
Sin embargo, si de lo que se trata es de apoyar a los Sindicatos (esos entes plagados de individuos que callaron como muertos cuando el paro crecía dramáticamente y ahora, para justificar sus sueldos de “liberados” organizan una protesta contra el Gobierno que los subvenciona), mi opinión es totalmente contraria a la huelga.
Así pues, ¿estoy de acuerdo o no estoy de acuerdo con la huelga? Pues si y pues no, aunque mi dilema, a efectos prácticos, se resume en este interrogante: ¿Qué hacer mañana?
Había pensado en una solución salomónica, como, por ejemplo, abrir mi negocio por la mañana y cerrarlo por la tarde. O viceversa.
Otra opción sería trabajar con una sola mano y mantener la otra atada a la espalda.
No sé, tal vez estaría bien acudir al trabajo, pero haciéndolo a la pata coja…
Aunque, pensándolo mejor, ¿no acabaré antes dándome de baja de este puñetero país?

¡Coño, no os quedéis ahí parados y aconsejadme, que me corre prisa!

PD: Este blog, mostrando su solidaridad con los trabajadores, no elaborará nuevas entradas en el día de mañana.
Pero- para joder a los Sindicatos- contestará a los comentarios.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Born to be wild

Estimados blogueros:
Hoy, aunque parezca lo contrario, no pienso hablaros de globos aerostáticos, sino de concentraciones moteras.
Y cuando pienso en la enorme cantidad de viandas que se ingieren en tales eventos, no me extraña que los fabricantes- para trasladar al piloto- necesiten crear cada año motores de mayor cilindrada.
Pero si obviamos los efectos colaterales del comercio y del bebercio, he de reconocer que soy un gran aficionado a las motos.
Y me devano los sesos intentando adivinar la causa del extraño placer que siento al deslizarme a lomos de una máquina en continuo equilibrio inestable.
Y me exprimo el cerebro buscando la etiología de ese inusual gozo que proporciona una actividad plagada de aceleraciones salvajes, frenazos violentos y tumbadas suicidas.

No sé, pero estaréis de acuerdo conmigo en el encanto especial del excitante mundo de las dos … ruedas.


Saludos cordiales
Tordon

PD: Tengo suscrita una póliza para asegurar mis dientes.
No, malpensados, no es porque haya mucho que morder, sino por la dureza del asfalto.

lunes, 20 de septiembre de 2010

La popa de Poppea

Año tras año,-monserga recurrente-, se manifiestan signos inequívocos de que el verano toca a su fin y que los fríos se acercan. Uno de ellos es, en mi caso, el comienzo de la temporada de Ópera en Oviedo, evento cultural que inició sus representaciones el pasado sábado.
Asistí – traje, corbata, zapatitos de charol- a “L´Incoronazione di Poppea”, obra estrenada en 1643 en el Carnaval de Venecia, con música del maestro Monteverdi y un libreto de Busenello basado en los “Anales” de Tácito.
La historia es como sigue: Otón, un funcionario imperial (cabreado por la bajada del 5%) está perdidamente enamorado de Poppea, una chica de clase media cuyo currículo se exhibe fundamentalmente a ambos lados del esternón y en la parte baja de la espalda.
Nerón, que es un lince en el tema de los recursos humanos, ficha a la bella como secretaria personal. No queda claro si la muchacha está recíprocamente enamorada del César o solo desea el Ferrari que el monarca tiene aparcado frente al Capitolio.
Sea como fuere, Octavia, la señora de Nerón, harta de que su marido se pase las horas muertas tocándole la lira a Poppea, encarga ¡a Otón! que la asesine mientras ella duerme. Al pobre muchacho -tontorrón enamorado- le tiembla el pulso en el último momento y le cazan con el cuchillo jamonero en la mano.
Conclusión: Otón y Octavia al destierro, Nerón jugando con el mechero y Poppea conduciendo el buga de Maranello.

Moraleja: Los guapos siempre encuentran trabajo antes que los demás.


No, so listos, yo no estoy en el paro.


PD: Mientras agotaba mi mente en este esfuerzo intelectual, los blogueros de la zona (Luigi, Dae, Soli, Congui, Ironman y Cía) agotaban las existencias de los chiringuitos mateínos.
¡Así va el país!

jueves, 9 de septiembre de 2010

Sin mamas no hay paraíso

Harto ya de escribir tonterías en este blog, disertaré hoy sobre las mamas, esas protuberancias femeninas de tan nutricia esencia.
Es decir, que cambiaré las tonterías por las mamonadas.
Pero es que no alcanzo a explicarme el atávico hechizo, la recurrente fascinación, el obsesivo embrujo , que ese conjunto de racimos galactóforos, tejido conectivo y acinos glandulares (silicona incluida) despierta en la mayoría de los varones púberes.
Quiero creer que semejante actitud es el resultado inevitable de una relación maternal mantenida (y dependiente) en mamíferos tan fantasiosos, glotones y previsibles como los seres humanos de sexo masculino.
Yo, cuando era bebé- lo reconozco- mantuve mi dieta largo tiempo a costa del pecho materno.
Sí, es verdad, era un poco mamón.
Pasaré por alto el pensamiento de algunos lectores que consideran que poco he cambiado con los años, pero resulta bien cierto que tan prolongada actividad dejó en mi ánimo una profunda querencia por el envase.
Y compadezco a los pobres mozalbetes de hoy día que, para tener fantasías eróticas, tienen que permanecer durante largo trecho frente el frío escaparate de las farmacias.

sábado, 4 de septiembre de 2010

NOMBRES PROPIOS

Siempre me resultó sugerente el campo de la onomástica por la enorme capacidad clasificatoria que poseen los nombres propios. También denominados “nombres de pila” -(en referencia a la pila bautismal)- son una referencia singular que transforma la realidad en conceptos designables. La gran mayoría son de origen germánico, latino y griego y –no me hagáis mucho caso– creo que “Tordon” es de procedencia vikinga.
El Instituto Nacional de Estadística nos informa que existen en España tres millones de “Josés” y 6 millones y medio de “Marías” y,- aunque desconozco si los musulmanes se bautizan-, existen empadronados en nuestro país más de 70.000 “Mohameds”.

Tengo una amiga que trabaja en la Recepción del Hospital, que- antes de diagnosticar cualquier dolencia- distribuye a los pacientes por el nombre:
Los “Fulgencio”, “Ambrosio”, “Segismunda” y “Eutimia”, los envía a Geriatría.
Los “Jonathan”, “Kevin”, “Sheila” y “Jessica”,-como no podría ser de otra forma,- los manda todos para pediatría.